Historia
La creación de los primeros parques científicos y tecnológicos tuvo lugar por el gran desarrollo experimentado por las tecnologías de la información en la segunda mitad del siglo XX. El paradigma de los parques es sin lugar a dudas el Silicon Valley en California.
El éxito de los primeros proyectos hizo que el modelo se trasladara a todos los lugares del mundo. En estos momentos varios millares de parques jalonan toda la geografía mundial y España es sin lugar a dudas uno de los países más representativos del mundo en el desarrollo de estos proyectos.
La importancia de los parques científicos y tecnológicos españoles radica en que concentran la I+D privada de las regiones donde se ubican, quizá exceptuando los casos de Madrid y Barcelona y son lugares de encuentro ciencia y empresa. Por este motivo, uno de los grandes objetivos de cara al futuro de los parques es conseguir que ese encuentro se traduzca en una mayor inversión en I+D pública y sobre todo privada.
Además, los Parques juegan un papel de interfaz muy notable, acelerando los procesos de transferencia de tecnología entre los diversos agentes del Sistema y posibilitando la creación y el rápido crecimiento de nuevos centros de investigación y de nuevas empresas de base tecnológica, piezas clave para lograr la deseada convergencia tecnológica con Europa de nuestro sistema nacional de Innovación.
Haciendo un repaso por la historia de los parques científicos y tecnológicos españoles, vemos como ésta se puede dividir en tres etapas:
Fase inicial:
Entre 1985 y 1992 se crean en España ocho parques tecnológicos promovidos por las comunidades autónomas. La inversión en estos ocho proyectos superó los 300 millones de euros y en su desarrollo no participaron las universidades inicialmente. Por otro lado, en aquellos momentos las pymes españolas no tenían interés por el desarrollo tecnológico. Con respecto a la tipología de los primeros parques, en un primer momento se puso mucho interés en los proyectos de urbanización y poco en la construcción de edificios. Sin embargo, el interés por la creación de edificios hizo aumentar la presencia de las empresas. Se trataba de un nuevo tipo de emplazamiento empresarial donde el cuidado de la imagen era fundamental así como el respeto por las zonas verdes. El lugar también se elegía estratégicamente, es decir, se buscaba la cercanía a un aeropuerto y excelentes comunicaciones.
Fase de desarrollo:
A partir de 1993 aparecen nuevas iniciativas ligadas a otros promotores más allá del modelo estrictamente autonómico como por ejemplo la Zona Franca de Vigo. Durante estos años se completa el mapa regional del País Vasco y el gobierno balear promueve el Parque Balear de Innovación Tecnológica (PARCBIT). A partir de 1995, las universidades comienzan a interesarse por los parques tecnológicos y comienzan a surgir parques de ámbito más científico. Prueba de ello, es que en estos momentos, 23 universidades están desarrollando parques científicos y tecnológicos.
Fase de expansión:
A partir de 1998 se produce un gran crecimiento económico debido al desarrollo de la Sociedad de la Información y nace un nuevo modelo de parque: Los Parques Científicos.
Las Comunidades Autónomas fueron las pioneras a la hora de apostar por los parques y gracias a ellas se crearon los primeros entre mediados de los 80 y principios de los 90.
Ellas fueron las promotoras de estos parques y han hecho que el panorama económico cambie por completo en sus regiones con la creación de estos nuevos espacios.
Fruto de los resultados positivos de la instalación de un parque en una zona determinada, aparecieron otro tipo de promotores como son los ayuntamientos, universidades o incluso empresas privadas.
Durante la fase inicial de la historia de los parques, se crea la Asociación de Parques Científicos y Tecnológicos de España que está ubicada en el Parque Tecnológico de Andalucía.
Se constituye en 1989 por los gerentes de los 6 primeros parques que surgieron en España.
Desde su constitución, hace ahora 28 años, la Asociación de Parques Científicos y Tecnológicos de España siempre ha trabajado con un objetivo claro: convertir a los parques científicos y tecnológicos en piezas claves del sistema de innovación español.
Para ello, la Asociación se ha articulado en una gran red de redes, cada una con un plan de trabajo y siempre con miras comunes. En este sentido, la APTE cuenta con una red que aglutina a los directores de los parques científicos y tecnológicos y otra red que trabaja con los técnicos de transferencia de tecnología de los parques y con sus empresas y que también se ocupa de poner en contacto al mundo científico de dentro y fuera de los parques con el tejido empresarial de los parques.
Con estas redes perseguimos instalar en los parques un sistema virtuoso de la innovación:
En estos 28 años de experiencia hemos conseguido que se produzca en España un boom en la creación de parques ya que se ha demostrado que la construcción de un parque en una región suele imprimir un gran empuje a la economía de la zona y es por ello que 17 comunidades autónomas cuentan ya, al menos, con un parque.
Este empuje suele traducirse en el aumento de número de puestos de trabajo, la mayoría de alta capacitación, mejora de la calidad del mismo, dinamización de los sectores empresariales, atracción de capital, creación de empresas de base tecnológica, aumento de la inversión en I+D, en definitiva, diversifica la economía y suele crear alrededor de él un entramado de empresas de servicios para el parque que cambia radicalmente la estructura inicial de la economía de la zona.