La empresa Tastelab, integrada en el programa Connect-19 de Tecnópole, diseña un kit innovador que permite la detección precoz del coronavirus a través del móvil
22/10/2020Parque Tecnolóxico de Galicia - Tecnópole
A medida que avanza la pandemia y el conocimiento sobre la covid-19, los científicos tienen más claro que la pérdida de olfato y gusto es uno de los síntomas mayoritarios y de los primeros en aparecer, a veces incluso el único. Con toda su experiencia en análisis sensorial, la empresa Tastelab consiguió diseñar un innovador kit que permite la detección precoz de la enfermedad a través del teléfono móvil. Este proyecto les permitió entrar a formar parte del programa Connect-19, promovido por Tecnópole y la Xunta de Galicia.
La nariz es una de las puertas de entrada al cuerpo para el coronavirus. Al SARS-CoV-2 no le cuesta entrar en las células del olfato porque una de sus proteínas, la spike o S, funciona como llave. Invade los receptores odorantes y altera o deja sin el sentido (anosmia) a la mayoría de los pacientes diagnosticados, según la Sociedad Española de Otorrinolaringología. Lo mismo hace con el gusto (axeusia). Las dos anomalías aparecen entre los primeros síntomas de la enfermedad.
“No es nada nuevo para nosotros porque esos dos términos forman parte de nuestro día a día”, señala Maruxa Quiroga, cofundadora y CELO de Tastelab, la pionera start-up lucense especializada en análisis sensorial. De su experiencia directa con el gusto y el olfato nace un kit para la detección precoz del coronavirus. El proyecto fue seleccionado para incorporarse a la aceleradora Connect-19, destinada a impulsar la comercialización de soluciones contra los efectos sociales y económicos de la covid-19.
Seis olores y cuatro sabores
El equipo de Tastelab en seguida se puso a echar una mano cuando al inicio de la pandemia empezaron a salir a la luz evidencias claras de los problemas de olfato y de gusto en los pacientes con covid-19. Sus castings de catadores incluyen pruebas de olor, sabor y visuales. “Ahí nos dimos cuenta de que podíamos aportar algo de valor adaptando nuestro sistema para un uso totalmente individual -apunta Quiroga- porque en estas circunstancias no se puede compartir el instrumental”.
El dispositivo, llamado Senseskit A, incluye seis olores y cuatro sabores asociados a diferentes nervios de la zona del cerebro que se encarga de las funciones sensoriales. Es suficiente con poner dos gotas en un papel y probar. El posible enfermo responde a un cuestionario en una web a través del móvil y un software específico procesa la información para realizar el diagnóstico. “El Connect-19 fue fundamental porque tuvimos que crear toda la parte comercial. Desde el rediseño del producto a la página web”, señala Maruxa Quiroga, quien resalta “lo importante que es el apoyo institucional en la innovación cuando no existe un mercado maduro y hay que ganar tiempo”.
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